·
K.
Groos juego un valor adaptativo en tanto que preejercicio de aquellos instintos
aún no desarrollados y necesarios para la supervivencia de individuo y especie.
·
R.
Fajen (1981) ha señalado, habría una posible versión “simulada”, no-literal,
lúdica, de la mayor parte de los comportamientos “serios” o literales.( juegos
de reglas)
·
Freud
vincula el juego a los sentimientos inconscientes y al símbolo como disfraz en
el que éstos se ocultan. La realización de deseos, que en el adulto encuentran
expresión a través de lo sueños, se llevan a cabo en el niño a través del
juego.
·
Piaget,
al cual le dedicaremos mas adelante un punto, el juego consiste en un
predominio de la asimilación sobre la acomodación. Cualquier adaptación
verdadera al medio supone, en la teoría, un equilibrio entre ambos polos. Y si
la imitación es el paradigma de predominio de la acomodación, el juego, en el
que se distorsiona esa realidad externa a favor de la integridad de las propias
estructuras, será el paradigma de la asimilación.
·
L.
S. Vygotsky (1982) y a la de sus colaboradores y discípulos, especialmente de
D. B. Elkonin (1980), que ha recogido una interesantísima muestra de estas
investigaciones. Ambos autores consideran que la unidad fundamental del juego
infantil es el juego simbólico colectivo, o como ellos le llaman, el “juego
protagonizado”, característico de los últimos años preescolares. Se trata, por
tanto, de un juego social, cooperativo, de reconstitución de papeles adultos y
de sus interacciones sociales. Es este sentido en el que Vygotsky (1982)
calificaba al juego como “guía del desarrollo”.
·
Elkonin
insiste en la importancia que tiene la cooperación ya en estos niveles de juego
protagonizado. La interacción de roles que en él tienen lugar supone un
continuo ejercicio de descentramiento para poder colocarse en el punto de vista
de otro.
·
C.
Garvey (1982) señala que las conversaciones de los niños, cuando juegan entre
sí, tiene una riqueza lingüística y una complejidad que no alcanzan cuando la
conversación se establece con un adulto o en su presencia.
·
Bruner
(1984) ha confirmado que, en lo referente a la adquisición del lenguaje, “las
formas más complejas gramaticalmente y los usos pragmáticos más complicados
aparecen en primer lugar en contractos de juego”.
Hay
tres trabajos fundamentales que tratan sobre el juego en la abundantísima obra
de Piaget. El primero (1932) es un estudio sobre la moralidad de los niños y el
desarrollo de la conciencia sobre las normas morales y la justicia. En éste,
Piaget trata del juego de reglas y define los juegos de los niños como
admirables instituciones sociales. El segundo trabajo en el que Piaget (1946)
aborda el tema del juego es un estudio sobre el desarrollo de la función
simbólica en el niño, en el que se puede observar lo que él llama una teoría
estructural. Efectivamente, en esta obra plantea una teoría de la naturaleza de
los juegos en relación con las estructuras cognitivas del sujeto. Estas dos
obras nos proporcionan ideas claras sobre qué es el juego para Piaget. Éste no
es otra cosa que un matiz, una orientación personal en el funcionamiento de las
estructuras cognitivas generales. Este matiz, esta orientación, es de
naturaleza subjetiva y personal, y en términos de invariantes funcionales es
básicamente asimilación deformante.
Así
pues, la evolución de los juegos infantiles se debe concebir como evolución del
conocimiento. Es lógico encontrar primero un juego de acción, de naturaleza
sensorio-motora, posteriormente un juego de representación, de naturaleza
simbólica, y más tarde un juego combinatorio que incluye normas convencionales
que son para Piaget los juegos reglados.
El
tercer trabajo de Piaget sobre el tema es un artículo en el que responde a la
crítica que el trabajo de Sutton-Smith (1966) le plantea, crítica en parte
debida a la incorrecta interpretación de ciertos postulados piagetianos como el
del egocentrismo intelectual y, en parte, a la parcialidad que cualquiera puede
descubrir si intenta tomar la teoría piagetiana como un conjunto global de
ideas para explicar la totalidad de la conducta infantil.
De
los tres, el trabajo más importante sobre el juego es el de 1946, en el que
Piaget desarrolla su teoría de la función simbólica.
Piaget
define el juego como una conducta de “orientación”, como una actividad que
encuentra su fin en sí misma. El juego es considerado una actividad
auto-orientada hacia sí misma, una conducta autotélica. Hay otras conductas que
él llama las reacciones circulares. Efectivamente, durante el período sensorio-motor,
el juego no se diferencia del resto del comportamiento más que por una cierta
“orientación”lúdica que el niño da a ciertas reacciones circulares “serias”.
Esta orientación viene dada por la relajación infantil hacia el equilibramiento
de los esquemas sensorio-motores
La
teoría piagetiana tiende a establecer un camino evolutivo desde el autotelismo
al egocentrismo y desde éste a la conducta social. Este camino está siendo
criticado en la actualidad y desde luego ya lo fue en los años de las primeras
publicaciones por autores como Vygotsky (1956, 1986) o Wallon (Palacios, 1983).
El
abandono del autotelismo como conducta primitiva, lo relaciona Piaget con la
diferenciación en la acción del proceso asimilatorio y acomodatorio.
Diferenciación que no sobrevendrá hasta pasado el primer año de vida.
Para
Piaget, el juego es siempre más egocéntrico y sólo perderá este carácter en el
último escalón del proceso evolutivo, esto es, en el penúltimo estadio del
juego reglado, con la incorporación de la conciencia moral sobre la naturaleza
de las reglas (Piaget, 1932).
La
espontaneidad es estudiada por Piaget como la segunda característica del juego,
exponiendo que tanto la conducta indagatoria, como la conducta científica,
tienen características de conducta espontánea frente a la conducta obligada
socialmente. Coloca así Piaget el juego y la actividad científica en una misma
dimensión, si bien en niveles diferentes. El juego supone una espontaneidad no
controlada (libre), mientras que el comportamiento científico es una
espontaneidad controlada. De cualquier manera, el criterio espontaneidad es
explicable si se interpreta el juego como la asimilación relajada del esfuerzo
acomodatorio a la realidad o conducta obligada.
El
tercer criterio o del placer, es analizado pro Piaget en términos de
contraposición a la conducta seria, la cual busca habitualmente una meta. Para
él, el placer es la cara efectiva del autotelismo.
Para
Piaget, como para Vygotski (1933-80), el juego es el lugar de satisfacción de
deseos inmediatos. Pero mientras que Vygotski habla de deseos y necesidades
epistemológicas, Piaget acepta la interpretación psicoanalítica de que se trata
de deseos de naturaleza yoica (compensaciones, desplazamientos, etc.).
El
cuarto criterio es la falta de organización del juego, la carencia de
estructura organizada por oposición a la tendencia al orden lógico del
pensamiento. De nuevo Piaget parece renunciar al principio establecido por él
mismo de la organización constructivista y adaptativa de toda acción y proceso
psicológico, y anuncia su idea de la falta de organización interna del
pensamiento simbólico frente a la organización y desarrollo del pensamiento
como representación simbólica de la realidad o pensamiento lógico.
De
cualquier manera el origen de esta desorganización derivaría de la naturaleza
exclusivamente asimilatoria que Piaget atribuye a la acción lúdica, ya que es
la acomodación o ajuste a la evidencia externa la que reequilibra las
estructuras cognitivas del sujeto.
Un
quinto criterio sobre la naturaleza del juego es el ser “resolución de
conflictos personales”. Dice Piaget que el juego ignora los conflictos
cognitivos o evidencias de incoherencia interna de lo que pensamos, o si los
encuentra es para liberar al yo mediante una resolución de compensación o de
liquidación, mientras que la actividad seria se debate en conflictos insolubles
cuya resolución nos obliga a cambiar nuestras ideas y a abandonar nuestro
egocentrismo. Piaget (1946), alude también a otros criterios como la superposición
de motivos que se dan en el juego, pero de nuevo lo resuelve reduciéndola al
papel de la asimilación en el juego, que permite no hacer verdaderamente frente
al conflicto que la realidad plantea al sujeto.
Demuestra
cómo cada una de las características de las teorías generales del juego,
(Groos, Buytendijk, Claparède, Spenser, Hall), son perfectamente asimilables a
lo que él ha llamado la polarización de la asimilación en el proceso de
funcionamiento de las invariantes funcionales (Flavell, 1979). Esta
polarización permite que, ante un conflicto cognitivo dentro de un juego, el
niño pueda renunciar a acomodar su pensamiento y su acción y relajar los
esfuerzos equilibradotes.
Evolución
de los juegos y desarrollo psicológico.
A
través de esta vía, Piaget va a intentar articular una serie de paralelismos
entre la evolución de las estructuras básicas del conocimiento y las formas que
adquiere el comportamiento lúdico infantil. Tratará de demostrar cómo llega el
juego de sensorio-motor a simbólico, y de simbólico a reglado, y cómo en cada
uno de estos estadios se mantiene la diferencia funcional entre el
comportamiento serio y el lúdico y el parecido de ambos como expresiones de
estructuras epistemológicas.
Para
Piaget, al relacionar juego y estructura cognitiva cierra las puertas a
análisis culturales y antropológicos que había iniciado él mismo y que están
presentes en su primer trabajo sobre la naturaleza social de los juegos, en el
tema concreto de la adquisición de la conciencia moral (Piaget, 1932).
La
teoría de Piaget establece los principios psicológicos básicos para formular un
concepto del juego infantil que lo define como parte del proceso cognitivo en
particular y de desarrollo en general; sin embargo la consideración del juego
como asimilación deformante y por tanto como subjetivo y egocéntrico, dificulta
de hecho su consideración de marco social para la adquisición de conocimientos.
Por el contrario, considerando el juego infantil como un comportamiento que
incluye siempre la actividad, que tiene naturaleza simbólica, y que es, por
tanto, una conducta representativa que se organiza en torno a unas reglas, es
más fácil elaborar una teoría psicológica acorde con un paradigma general del
desarrollo y el aprendizaje infantil, y que permita su utilización como marco
educativo.
De cualquier manera el origen de esta desorganización derivaría de la naturaleza exclusivamente asimilatoria que Piaget atribuye a la acción lúdica, ya que es la acomodación o ajuste a la evidencia externa la que reequilibra las estructuras cognitivas del sujeto.
Un quinto criterio sobre la naturaleza del juego es el ser “resolución de conflictos personales”. Dice Piaget que el juego ignora los conflictos cognitivos o evidencias de incoherencia interna de lo que pensamos, o si los encuentra es para liberar al yo mediante una resolución de compensación o de liquidación, mientras que la actividad seria se debate en conflictos insolubles cuya resolución nos obliga a cambiar nuestras ideas y a abandonar nuestro egocentrismo. Piaget (1946), alude también a otros criterios como la superposición de motivos que se dan en el juego, pero de nuevo lo resuelve reduciéndola al papel de la asimilación en el juego, que permite no hacer verdaderamente frente al conflicto que la realidad plantea al sujeto.
Evolución de los juegos y desarrollo psicológico.
A través de esta vía, Piaget va a intentar articular una serie de paralelismos entre la evolución de las estructuras básicas del conocimiento y las formas que adquiere el comportamiento lúdico infantil. Tratará de demostrar cómo llega el juego de sensorio-motor a simbólico, y de simbólico a reglado, y cómo en cada uno de estos estadios se mantiene la diferencia funcional entre el comportamiento serio y el lúdico y el parecido de ambos como expresiones de estructuras epistemológicas.
Para Piaget, al relacionar juego y estructura cognitiva cierra las puertas a análisis culturales y antropológicos que había iniciado él mismo y que están presentes en su primer trabajo sobre la naturaleza social de los juegos, en el tema concreto de la adquisición de la conciencia moral (Piaget, 1932).
La teoría de Piaget establece los principios psicológicos básicos para formular un concepto del juego infantil que lo define como parte del proceso cognitivo en particular y de desarrollo en general; sin embargo la consideración del juego como asimilación deformante y por tanto como subjetivo y egocéntrico, dificulta de hecho su consideración de marco social para la adquisición de conocimientos. Por el contrario, considerando el juego infantil como un comportamiento que incluye siempre la actividad, que tiene naturaleza simbólica, y que es, por tanto, una conducta representativa que se organiza en torno a unas reglas, es más fácil elaborar una teoría psicológica acorde con un paradigma general del desarrollo y el aprendizaje infantil, y que permita su utilización como marco educativo.
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